Hoy al despertar en la mañana, uno de mis hermanos me hizo algunas preguntas: ¿por qué eres tan descarado al escribir respecto a tu vida? ¿tus amigos no se enojan cuando escribes algo sobre ellos? ¿qué te hace escribir tanto?… y muchas otras interrogantes que las encuentro sin importancia alguna como para hacerlas públicas.
Como aun estaba más dormido que despierto, le pedí un tiempo de tregua (el que utilizaria para ducharme, cepillarme los dientes y desayunar). Ese tiempo fue un poco más de cuarenta y cinco minutos, y les aseguro que no demoro tanto en la ducha como si ocurre en el comer. Luego de ducharme, secarme el cuerpo, vestirme y cepillarme los dientes, pasé a la cocina (que es mi lugar favorito para desayunar, almorzar y cenar) en donde me tomé el tiempo suficiente para deleitarme con el sabor de la leche fresca, con el olor del pan recien salido del hornito y reposar un poco.
Sinceramente no tenia muchas ganas de dar explicaciones a nadie, y menos a mi hermano, que jamás ha demostrado interés alguno por como me pueda yo sentir al amanecer o al anochecer. El es feliz con su vida y yo, bueno, yo trato de serlo también con mi cruz. Y, como ahora ya contamos de nuevo con el servicio de televisión por cable, es que me asigné de encender el televisor y ponerme a oir las noticias del día (creía que ya habia despistado a mi inquisidor del día). Estando yo muy concentrado observando cada detalle de las imágenes que pasaban en un reportaje por el inicio de las vacaciones veraniegas por esta zona, reaparece en escena el: de unos centímetros más del metro ochenta, fortachón, medio despeinado, sí era mi hermano.
Mi objetivo en ese momento era no dar explicación alguna a el, entonces se me iluminó la mente. Me supuse que el no respondería a la pregunta que yo le hiciese en el instante, así que le pregunté «¿de dónde te nace el interés repentino por mi?; no me equivoqué al pensar que se negaria a responder (pues el no venía en son de paz, sino a criticarme y como le conosco, es que puedo atreverme a afirmar que jamás responderia que lo hacia porque me quiere). Al no querer darme una respuesta es que yo aprovecho y le digo «que así como el tiene derecho a no querer decirme el porqué de su interés, yo también soy libre de tomar mis propias decisiones, y había decidido no responderle nada».
Estoy más que seguro que navegando por la internet es que el ha llegado hasta mi blog; y estoy cien por ciento segurisimo de que le aterra que alguno de sus amigos «machotes» le empiecen a fastidiar si es que su hermano mayor es o no es gay. La idiosincracia peruana es de temer señores, y más viviendo en una ciudad tan pequeña como es Talara (más que ciudad parece un infierno por ser un pueblo chico).
Hermano, no quise dar respuestas a tu interrogatorio mañanero, no porque yo sienta verguenza del tipo de vida que yo he elegido vivir o por mi opción sexual, sino porque sabía que eso acabaria en un reproche por tu parte y eso que parecería iba a ser una conversación acabaría en una discusión en donde ambos resultariamos lastimados.
Sólo decirte que no tienes de qué avergonzarte, ni tu ni nadie de la familia (demás hermanos y padres) porque como le prometí a mamá no haré nada que los averguence en la vida. Esa promesa que hice fue como una especie de agradecimiento por haberme aceptado tal y como soy. No me arrepiento de haber prometido eso porque no me cuesta nada el comportarme como todo un hombre hecho y derecho -aunque en ocasiones me haya torcido un poco jeje-. La crianza que hemos tenido tu y yo es distinta pero tiene la misma base -aunque a ti y a mi otro hermano menor les hayan permitido hacer mas cosas que a mi y a mi hermana-.
A mi no me averguenza hablar de mi propia vida privada, es más yo no tengo vida, sólo voy por el mundo sobreviviendo a esta cuesta tan pesada que es el vivir. No soy descarado al escribir tampoco, sólo escribo lo que siento, veo o percibo con mis sensaciones o emociones.
En relación a que si mis «amigos» semolestan o no cuando me refiero a ellos en mis escritos, pues creo no causarles el daño que que si estoy seguro se puede provocar a través de la escritura. Yo en ninguno de mis escritos hablos mal de nadie, trato de ser lo más responsable cuando me pongo a escribir. Además no utilizo los nombres verdaderos de las personas que están o comparten una realidad conmigo. De esto último es que me sirve como escudo de defensa, ya que al compartir una realidad con alguna persona, tanto el o ella como yo tenemos derecho a querer olvidar cada experiencia o tomarla para algo más útil.
Y ¿qué me hace escribir tanto? pues como me dijo alguna vez Pedro: «un escritor va por el mundo reuniendo cuadros, imágenes para luego hablar de ellas». No deja de tener razón, y es que yo voy por alli, cuando salgo de casa o cuando no, reuniendo situaciones, emociones -muchas veces tristonas- entre otros motivos que me provocan el escribir. No con esto confirmo lo que ya me dijo Joseph -y que lo menciono en mi escrito «Mariposa ilusionada» de que utilizo a las personas como personajes de mis novelas… eso ¡jamás! porque yo no soy quien provoca las situaciones para luego escribir, pues no. Lo que me hace escribir es transición que se provoca de una idea a no hacerse realidad, en otras palabras de mis ilusiones rotas.
Me pregunto que será de la vida de Pedro. Hace mucho que no se nada de el, y el no poder escribirle algo, por evitar que se provoque alguna discusión entre el y su pareja, me pone medio triste… Pedro si llegases a leer este escrito, espero que te encuentres bien y que ya no te sientas tan encarcelado como me decias estar viviendo en Lima… sabes que en mi tendrás a una persona que siempre estará dispuesta a ayudarte en lo que sea, pues me caiste super bien y congeniamos mejor.
Ahora corto este escrito porque hoy deseo dormir un tanto más temprano que otras noches. Más tarde debo ponerme a lavar mi ropa y hacer limpieza a mi habitación.